Hay un dicho popular que dice “Menos es Más”, este es muy aplicado en cuanto a decoración, maquillaje
y condimentos cuando de cocinar se trata, sin embargo la sociedad por no decir
el mundo y nosotros mismos por naturaleza humana somos seres ambiciosos, deseando
siempre más de lo que tenemos, esto no está mal , pues debemos de ser visionarios,
no obstante muchas veces ese largo camino al éxito y la felicidad se torna de
rosa a gris obstaculizando nuestros objetivos, todo por no formar parte de la
selecta población de “personas hermosas y populares” que tanto admiramos
y deseamos llegar a pertenecer.
Las ciencias naturales nos enseñan que lo seres
vivos nacemos, nos desarrollamos y morimos, ¿simple no?, la verdad debería de serlo, pero en ese período de
crecimiento y desarrollo la sociedad que nos rodea nos vuelve victimas de las criticas desde que
somos unos bebes y cómplices durante
nuestro crecimiento pues en lugar de revelarnos a ciertos estereotipos
(prejuicios) nos acomodamos a ellos tanto que los volvemos parte de nosotros,
proyectándonos al mundo de esa forma.
Estos son los Sentimiento de inferioridad, que
abarcan las vivencias profundas de una insuficiencia psíquica o física del
individuo frente a los demás.
El sentimiento de inferioridad nace en la infancia debido a las
condiciones de dependencia en las que nos desarrollamos. La dependencia
material y afectiva muchas veces nos crea una situación de inferioridad en
relación con nuestros padres, ya que no logramos sus expectativas.
Este
sentimiento se confirma cuando los padres exigen a sus hijos actuaciones más
allá de sus posibilidades. Cuando la insuficiencia es física, es decir, real
(por fealdad, dificultades de expresión, poca altura, etc.), el comportamiento
del niño puede llegar a ser exagerado (jactancia, brutalidad, despotismo) o
provocar ideas depresivas. Para evitar este sentimiento, los padres deberían
fomentar que sus hijos tomen conciencia de sus posibilidades y valía personal,
además de generar situaciones en las que puedan triunfar, es muy importante
criar a los niños seguros de si mismos pues estos sentimientos son tan
poderosos que no solo se prolongan durante la adolescencia y la edad adulta
sino que peor aun, “Empeoran”, pues “las cosas no son como las vemos sino como
las recordamos”.
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